No las vi llegar y ahora que me doy cuenta, tampoco las vi partir.
Una de estas mañanas, una brisa fría, una gota de agua y una hoja seca, golpeó mi rostro y me dije: llegó el otoño.
Los árboles van tomando la tonalidad de una estación que amo. La calidez del verano, de a poco, va dando paso a días nostálgicos y serenos, pero ellas todavía estaban ahi...
Esa mañana me sorprendió el silencio, no había trinos, ni aleteos, nadie levantaba vuelo como guía de las demás ni se extendía aquella ola a la que muchas veces pregunté: dónde van?
Año a año, con el inexplicable misterio de la naturaleza, aparecen en mi pueblo y en mi plaza. Año a año, recorren un camino que sólo ellas conocen. Año a año me doy cuenta que no las veo llegar y no las veo partir, pero esa mañana me hice una promesa... desde hoy esperaré con esperanzas el regreso de las golondrinas.
Una promesa
Author: Espejo del Alma /
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1 comentarios:
¿y será que te das cuenta cuando vienen? porque de última capaz que si no tenés absolutamente más nada que hacer, es un poco más fácil estarse atento a cuando se vayan pero... lo de esperar que vengan... no te veo sentada en la vereda desde el 25 de agosto más o menos (por las dudas)...
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