Es febrero y el “Medio Mundo” despierta. Es febrero y el calor adormece sueños y conciencias. José abre los ojos y la luz que se filtra por la ranura del techo, inunda con impiadosa claridad el espacio donde transcurren sus 9 años.
La voz del “Pepe” Guerra pinta, como nadie, el escenario del viejo conventillo “donde se amontonan hijos y sueños casi castrados”. Ser el noveno de nueve, para José no es una bendición, ha aprendido de sus hermanos, que la vida es muy dura, y que la niñez es muy corta en el “Medio Mundo”.
Al pie de su camastro, la cajita con los caramelos y hojitas de afeitar, que ese día ofrecerá en los ómnibus, espera a su dueño, junto a la camiseta de Peñarol, donde el sol juega con sus colores, y el amarillo parece oro y el negro se parece tanto a él...
En el empedrado del Barrio Sur, el roce de pies descalzos, anuncia una actividad que se ha repetido siempre un viernes de febrero, un “tam tam”, de a poco, encuentra eco en otro “tam tam” allá a lo lejos.
José lo escucha y en ese rayo de sol que se filtra por la ranura del techo, una motita de polvo va tomando forma, y el “tam tam” se acentúa y resuena en sus oídos y en su alma.
Es el llamado ancestral de su raza que se repite, la magia de manos viejas llena el aire y el sonido se eleva sobre la miseria y se confunde con el río que una vez los vio llegar, y se respiran “siestas musiqueras, tibio remedo de la felicidad”, en el decir de “El Sabalero”.
José sigue absorto la motita de polvo que se agranda y hay algo en ella que lo atrae, tiene color, tiene brillo, tiene movimientos cadenciosos y un cuerpo de ébano fiel exponente de su estirpe.
El rinconcito de su mente que aún conserva la inocencia, asocia esta figura con el hada de aquel libro que su maestra una vez le prestó, pero ésta es distinta, su magia dura sólo una noche, su danza contagia, el repique del tambor la envuelve.
Es Rosa Luna que despliega su arte heredado de antiguas esclavas, y se ve, él mismo, con los colores de su comparsa al frente de la cuerda de tambores, marcando el ritmo que los diferencia: tam –tam, tam- tam. El rayo de sol ya no brilla tanto, la motita de polvo es sólo una motita de polvo, pero el sueño de José fue real, ese viernes en el Barrio Sur, es Noche de Llamadas.
Acotaciones: las diferentes culturas en el continente americano tienen algunas similitudes, en este relato podemos notar una festividad que nosotros llamamos Llamadas y que en otras partes del continente, incluyendo nuestro país, tenemos por carnaval. El nombre de “Llamadas” proviene de el inicio del festejo, que por medio de tambores se comunicaban antiguamente los diferentes sectores de la ciudad donde hubiese un asentamiento de gente negra. Suenan por diferentes rumbos de forma tal que evocan alegría y predisponen a la diversión.
Medio Mundo era un viejo conventillo en la zona de la ciudad vieja de Medeo, cerca del río, en donde predomina la gente de color pues ese fue un asentamiento natural de los que llegaban por barco y ahí se quedaban.Rosa Luna fue en su tiempo parte central de estos festejos fue una de las vedettes más famosas del carnaval uruguayo, nacida de cuna humilde, mediante su arte logró destacar y llegar al mundo, hace unos años murió en New York, la conocí y lamenté mucho su muerte en un país tan frío y lejano, pues ella era fuego y ritmo puro
EL HADA DE LAS "LLAMADAS"
Author: Espejo del Alma /
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