Espejo del alma

La vida a veces te pone encrucijadas.
Hay unas palabras que me está costando pronunciar, es adiós y "te perdono", deberé elegir cual digo primero.


ESA MALDITA COSTUMBRE

Esa maldita costumbre de buscar en los andenes, en los pasillos del tren, en las figuras que cruzan veloces en su trayecto, y sin notar mi presencia.
Esa maldita costumbre de dar vuelta la cabeza, si el sonido de unos pasos son eco dentro mi mente.
Busqué entre las hojas de un viejo almanaque, en las humedades del baúl añejo, en la parte opaca de un porta retratos, lo busqué en el fondo de unos ojos claros, en ciento de cosas que tocó su mano.
Añoro la risa, el reproche leve su contar historias en tardes de lluvia con voz que llenaba el espacio vivo, a veces de trueno, a veces tan suave cual plumón de ave.
Añoro el aroma que dejó en mi almohada, la brasa candente del último cigarro compartido a medias, con gusto a su boca.
Yo se que se ha ido para no volver, y se que lo busco sin querer encontrarlo, las hondas heridas sangran todavía, talvez... algún día... podré perdonarlo.